¿Habría que proteger a una mujer sobre la que ejercen Violencia de Género aunque no quiera?

 Este debate pienso que genera diferentes puntos de vista que hacen reflexionar. 

Bajo mi parecer, creo que la clave está en entender que existen dos partes dentro de esta decisión: La jurídica y la ética/moral. La jurídica nos permite, como bien dicen muchas de nuestras compañeras, mediante la Ley 27/2003 que regula la Orden de Protección de las Víctimas de Violencia doméstica, que bajo el artículo 62 nos explica que pueden protegerla (solicitar la orden de protección) personas ajenas a la víctima además de la misma (descendientes, hermanas/os, ascendientes, el Ministerio Fiscal o ciertas entidades/organismos asistenciales). 

Por otro lado está la gravedad de la situación, el riesgo extremo que ésta podría tener (incluso sus hijos) que me lleva, directamente, a no cuestionarme si se debería permitir o no que la víctima decida sobre esta situación aunque no quiera. Es una mujer maltratada que tiene un riesgo de fallecer y aquí (creo yo) que pesa más la vida de una persona (o varias) sobre su decisión. Es cierto que en este sentido quizás estaríamos actuando de una forma ¿paternalista? puesto que da la sensación de que no creemos que la mujer pueda sobrellevar esta situación de forma satisfactoria. No obstante, no es cuestión de eso, sino de entender que, en mayor o menor medida, se encuentra embebida en una posición en la que no comprende bien que esto es un maltrato que puede ser altamente peligroso (o sí, pero nadie puede sola)

En otras circunstancias, tal como en una situación incipiente o de bajo riesgo, trataría en todo lo posible el respetar la autonomía de nuestras pacientes. No todo vale en el arte de convencer, pero debemos persuadirla, informarla, mantenernos al tanto de lo que sucede y guiarla para que tome la mejor decisión dentro de sus capacidades y su situación vital actual. Nosotros somos una mano ayuda que ayuda, acompaña y, en algunos casos, evita el desenlace final.